martes, 18 de julio de 2017

Viaje al corazón de la Amazonia Boliviana

En abril de 2016 tuve la suerte de viajar, como traductor de un grupo de viajeros extranjeros, a la comunidad de Asuncion del Quiquibey, una comunidad indígena Moseten ubicada en la reserva nacional Pilon Lajas del Departamento del Beni, colindante con el Parque Nacional Madidi en plena Amazonía Boliviana



Una voz del parlante del aeropuerto paceño, llamando nuestros nombre interrumpió la salteña que degustábamos sin fijarnos la hora. De prisa pasamos a pre embarque y una funcionaria de Amaszonas nos condujo entre los aviones hasta la avioneta Fairchild Metroliner que nos aguardaba para emprender el viaje. Se encendieron los bulliciosos motores de la avioneta y yo me persigné rogando a Dios que la pequeña aeronave no se sacuda mucho. Luego de breves minutos sobre el altiplano, pasamos muy cerca de los picos nevados de la cordillera Real, superado este obstáculo espectacular, las nubes cubrian las verdes montañas de los Yungas paceños, mas adelante las montañas desaparecen y solo quedan bajas colinas junto a grandes rios y de fondo la planicie beniana.

El piloto no se dió la molestia de anunciar el aterrizaje, a través de su  parabrisas pudimos ver la pista llena de baches del Aeropuerto de Rurrenabaque (en 2017 se inuguró una nueva pista). Aterrizamos sin novedad y pasamos a la sala de recojo de equipaje que mas que ser una sala es un espacio enmallado de 4 x 4 metros cubierta con calaminas como un patio cubierto de una casa que viene a ser la terminal aérea. Hace calor y hay mucha humedad, los dolores de garganta desaparecen y nos quitamos las chamarras, chalinas y chulos que nos protegían del frio solo 45 minutos antes. Después de 2 semanas en el altiplano cagando de frío, la sensación que se experimenta al bajar del avión fu agradable.

Nos dirigimos al puerto de la capital de la Amazonia sobre el Rio Beni para tomar nuesto barquito para adentrarnos en el monte. Del otro lado del rio se encuentra la población de San Buenaventura que pertenece al departamento de La Paz donde se construyó una ingenio azucarero que no funciona y es un monstruoso elefante Blanco. Cerca del puerto los chinos construyen un puente, muy discutido por su ubicación,  para unir ambas poblaciones.

Comenzamos el viaje por el río Beni, en contra de la corriente del agua, el viaje comienza entre colinas que forman parte de la ultima serranía de los Andes antes de la llanura. A cinco minutos de partir vemos tallada sobre una roca una serpiente de dos cabezas, el motorista nos dice que el tallado es muy antiguo y se dice que cuando el agua esta alta en tiempo de lluvia, una gigante serpiente de dos cabezas emerge de la profundidad....que será????

Mas adelante siempre en medio de esta serranía verde llegamos al estrecho del Bala, donde se pretende construir una gigantesca represa que llevaría a un desastre ecológico de una de las zonas con mayor biodiversidad del planeta y desplazaría a miles de familias indígenas que habitan esta región. En los bordes del río se podían ver banderillas plantadas por una empresa que hacia mediciones, la cual por resistencia de los indígenas, se vio obligada a abandonar los trabajos a fines de 2016 pero volvieron a entrar el 2017, la construcción de la represa es una amenaza latente.

Superado el estrecho, termina la serranía y la llanura se abre a ambos lados del río, a la derecha del lado Paceño se encuentra el Parque Nacional Madidi y a la izquierda del lado Beniano está la reserva nacional Pilon Lajas. Ambos parques cuentan con apenas una trentena de guarda parques con limitada capacidad logística para controlar la caza ilegal en los parques.
Una gran variedad de arboles se pueden apreciar en los tupidos bosques colindantes al ancho rio de curvas interminables y se pueden divisar muchas aves con el sonido del motor de la lancha como soundtrack del espectáculo natural del que disfrutamos en primera fila.

A dos horas y media de Rurrenabaque, llegamos a la desembocadura del rio Quiquibey, mas pequeño que el rio Beni y con mucho menos caudal de agua, este año mas escasa aún por la mala temporada de lluvias y la sequía que se vivía en las alturas donde nacen los ríos amazónicos. Sabedores de esto, nos esperan algunos comunarios en la desembocadura del rio para ayudarnos a avanzar en los lugares donde la profundidad del agua es muy baja y el motor choca con las piedras o la lama. Uno de los comunarios se pone delante la lancha que lleva casi 15 personas entre turistas y señoras que regresan a Asuncion con sus wawas. La persona que va delante de la lancha va midiendo con un palo la profundidad, cuando ve que hay menos del mínimo hace una seña al motorista para levantar el motor y los ayudantes se bajan a empujar el bote que a ratos raspa con las piedras del río. De esta manera llegamos a Asuncion del Quiquibey luego de dos horas mas de viaje. La comunidad se ubica sobre una zona elevada a 10 metros del nivel del río, nos dicen que el poblado actual es nuevo ya que el 2014 el rio se llevo su antiguo poblado y se trasladaron a esta lugar elevado. En la comunidad no viven mas de 50 familias, las casas están hechas de madera, hay una pequeña escuela y una posta de salud que es la única edificación que cuenta con un panel solar y limitada energía eléctrica.



A 300 metros de la comunidad, cruzando una quebrada seca se encuentra un albergue en medio de la selva constituido por una cocina, un comedor y diferentes cabañas con camas con mosquiteros, baño y ducha construido por los comunarios de Asuncion para promover el turismo comunitario y dar a conocer su territorio y cultura. Las inundaciones del 2014 afectaron seriamente alguna de las cabañas pero la comunidad se esforzó en refaccionarlas. Los comunarios son muy hospitalarios y amables y contagian el optimismo propio de su caracater alegre. Cuando reciben grupos de visitantes se organizan por turnos para la preparación de las cabañas, para cocinar y para guiar a los viajeros en las diferentes actividades que proponen y las ganancias que obtienen se utilizan para mejor el proyecto turístico o cubrir alguna necesidad de la comunidad luego de pagar obviamente a los que por turno participaron de la organización de todo el tour.

Luego del almuerzo nos llevan por un sendero en el monte por los alrededores del albergue para hacernos conocer la inmensa variedad de plantas medicinales que tienen a disposición para todo tipo de dolencias y enfermedades. Tienen recetas y preparados que usan desde hace cientos de años y a los que se ven obligados a recurrir debido a la lejanía del hospital de Rurrenabaque. Asunción del Quiquibey es una de las comunidades mas grandes de la zona y por tal condición la posta de salud fue emplazada ahí, hay un medico permanentemente pero con medios muy limitados que para casos complicados se ve obligado a enviar a sus pacientes al Hospital de Rurrenabaque, quienes deben ir por sus propios medios.

Cae la noche en la amazonia y con ella, una infinidad de sonidos de la selva acompañan la obscuridad que nos rodea mientras cenamos a la luz de una vela, luego de comer no queda mas que hacer que ir a dormir.

Al dia siguiente luego de degustar un delicioso y nutritivo desayuno tomamos el bote y vamos un poco rio arriba donde tomamos un sendero en el monte para ir al encuentro de un árbol gigante: el Mapajo, un árbol impresionante muy antiguo, muy ancho y muy alto. Esta especie es considerada el dios de la selva entre las divinidades de la cosmovisión de los pueblos nativos amazónicos. Volvemos al río donde intentamos pescar, pasan varias horas y con un poco de paciencia algunos visitantes logran pescar un par de peces Bagres, siguiendo las instrucciones de los comunarios guía que nos acompañan.
Antes del atardecer volvemos a entrar al bosque hasta un sitio donde los Guacamayos, loros muy grandes y hermosos de colores azul, amarillo y rojo, vienen a pasar la noche en ramas de altos arboles: Estas aves siempre andan en pareja a quien le son fieles toda la vida, cuando uno se muere, el otro muere de tristeza.
De regreso al albergue, nos pilla la noche mientras navegamos en el rio, alumbrando con las linternas a ratos brillan ante la luz los ojos de los caimanes que nos observan desde las riberas del rio, ocultos entre troncos y ramas caídas, al verse descubiertos por nuestras luces se sumergen rápidamente en el agua.

La mañana siguiente las cocineras nos enseñaron la preparación tradicional de los pescados atrapados el día anterior. Los cocinaron de dos maneras: envueltos en hojas y dentro de la madera de bambú. A continuación fuimos a visitar al maestro cazador y fabricante de flechas del poblado quien es un señor de 70 años que solo ve con un ojo porque perdió el otro, esto no le impide clavar una flecha a un choclo a 30 metros, un verdadero master en el uso del arco.



Por la tarde visitamos diferentes familias de la comunidad que nos mostraron las actividades cotidianas que realizan con mucha abilidad como la preparación de alimentos, fabricacion de canastos trenzando hojas, el arte de sus tejidos, sus pequeñas plantaciones de cacao, papaya, platano, yuca entre otros. Concluímos el dia bebiendo "cococol" que es la mezcla del jugo del coco con alcohol puro.

Terminadas estas jornadas intensas con los pobladores de Asuncion del Quiquibey retornamos a Rurrenabaque acompañados de algunas madres que llevaban a sus hijos resfriados ya que el medico de la comunidad estaba ausente unos días.

El viaje de retorno fue mas rápido ya que navegamos en la dirección de la corriente del río. Al re atravesar el estrecho del Bala, la amenaza de la represa del Bala se siente mas personal luego de haber conocido a uno de los pueblos de esta zona con ricas e interesantes culturas que habitan en está reservas natural llena de belleza natural. Si la represa se lleva a cabo mandará toda la zona a la mierda y desaparecerán muchas culturas y pueblos nativos. #NoalaRepresadelBala #SalvemosalMadidi



martes, 28 de abril de 2015

Viaje de la nostalgia.

El tren, medio de transporte común en otras latitudes del planeta, es un recuerdo cada vez mas lejano en nuestra realidad donde viajar en un verdadero tren solo es posible en tres tramos, uno en el occidente de Oruro a Villazon y los otros entre la capital oriental,  Puerto Suares y Yacuíba.

Para los que habitamos en el corazón de la Patria nos queda un consuelo, aún podemos recorrer la vía ferrea entre Cochabamba y Aiquile gracias al "carril", en pocas palabras un pequeño y viejo bus adaptado con ruedas de tren.

Este curioso vehículo es lo que quedó para la región luego de la privatización de ENFE hace 20 años, está gestionado por la Empresa Ferroviaria Andina, la encargada de gestionar los ferrocarriles en el ramal occidental, el servicio de Cbba hacia Aiquile funciona los martes, jueves y sabados; los miercoles, viernes y domingos en el sentido contrario.

Los Aiquileños nacidos a partir de la segunda mitad de los 80s no recordamos haber viajado en tren, eramos muy pequeños cuando lo hicimos o nunca lo experimentamos, la estación de trenes de Aiquile para esta generación es simplemente "Villa cariño". La aburrida carretera por Epizana recorrida mil veces hasta el cansancio me impulsa junto a mi amigo Jose Manuel Merino (quien tomo las fotos) a buscar una alternativa para viajar al pueblo en Semana Santa, la alternativa es el "carril".

Toca levantarse muy temprano, al amanecer hay que estar en la puerta de la Estación Central de Trenes de Cochabamba, una joya arquitectonica cuya fachada está hoy en día totalmente opacada por el comercio informal del mercado de la cancha, hoy decir "por la estación" es una simple referencia para ubicarse en el inmenso mercado, para la mayoría la "estación" es una simple zona del mercado y el hall del edificio esta invadido por comerciantes de polleras pero aun se puede ver el tablero con las estaciones hacia Oruro, La Paz y Aiquile, sobre la ventanilla de "Boleteria de segunda clase".

Esta amaneciendo en Cochabamba, el infernal tráfico común en "la cancha" aún no ha tomado la calle Tarata, la puerta de la estación esta cerrada pero ya hay 20 personas haciendo fila, son gente de Vila Vila, Chawarani, Tin Tin y pequeñas comunidades de la ruta.

A las 7:00 am el sereno de la estación nos abre el acceso hacia los andenes, desordenadamente y casi a los empujones los pasajeros forman otra fila en la puerta de lo que un dia fue la "Boleteria de Primera clase", eso me hace pensar que talves una de las cualidades de los buses interprovinciales fue juntar a todas las "clases" y hacerlas viajar juntas sin la división que existia en el tren. Los pasajeros exceden el numero de asientos y se lamentan por el limitado servicio, no falta quién evoca los tiempos del tren y enseguida otro identifica (en su opinión) a los culpables de su desaparición: "los chilenos  se lo habian comprado ps, se lo habian llevado los trenes y se hicieron pepa".

Los amplios terrenos de la Estación Central parecen un pulmón de la zona mas congestionada de la ciudad, una pequeña locomotora de epoca hace de monumento y en el rincon un auto de "Uso oficial" de la ex ENFE se oxida entre la hierba.

Los andenes de la estación central llaman a la imaginación, me imagino un largo tren punto de partir hacia el conosur haciendo sonar su particular bocina, mucha gente con sombreros corriendo apurada con maletas de madera, señoras de pollera, alguna de ellas cargando bultos y otras wawas en su aguayos, entre la multitud mezclada con vendedoras de comida, veo llegar apresurada a mi abuela Trinica acompañada de sus pequeños nietos Lazartes que la ayudan con sus bultos, yendose de regreso a Tin Tin, en el otro anden veo a mi madre llegando por primera vez a la ciudad, por la puerta se ve entrar  a un joven de Pian dei Pradi observando una realidad muy diferente a la Estación de Trento. Llega otro tren temprano y desciende el Padre Floriano bastante cansado porque su tren se quedó plantado toda la noche en Anzaldo.

Vuelvo a la realidad y al presente, no hay ningún tren, solo un "carril", ni modo, estos son los tiempos que nos toca vivir y hay que vivirlos nomas. A las 8 am nuestro particular vehículo inicia su camino a la capital del charango, repleto y con gente viajando de pie.
Pocos minutos después se topa con el primer obstáculo: tratar de atraversar la avenida 6 de agosto en hora pico, no es facil pero finalmente los trufis y taxis ceden paso sin atreverse a desafiar el poderoso parachoqe del ferrobus, a continuación recorremos la segunda sección de los terrenos de la ex ENFE, la de los talleres y finalemente salimos a la avenida Petrolera, los perros nos ladran y los transeúntes observan asombrados, algunos "se cagan de risa" y otros toman fotos.

Aún no se han recorrido ni 4 kilometros y nos detenemos, el motivo: "desayunar", un puesto de comida sobre la avenida nos ofrece calditos de k'awi, costillar o una ch'anguita, una vez llenado el estomago, se retoma la marcha, superamos la mancha urbana e invadimos los terrenos de los Canelas cerca de la tranca del Km 10, luego nos topamos con la represa de la Angostura del lado contrario al de la carretera donde los autos corren 5 veces mas rapido que nosotros. Giramos a la derecha y contemplamos las bonitas casas de campo sobre la laguna, mas adelante una larga plantación de eucaliptos hacen sombra a la via ferrea, poco antes de pasar por la abandonada estación de Tarata se ve en el fondo la nueva Escuela de Sargentos. Superada la población natal de Melgarejo, el valle se presenta verde gracias a las ultimas lluvias, grandes maizales con choclos casi listos para ser cosechados junto a enormes sauces y la inmensa laguna forma el paisaje  de este este trayecto valluno hasta llegar a Cliza, otrora hermoso pueblo colonial cuyos habitantes decidieron mandar a la mierda su patrimonio construyendo en su lugar modernas casas con azulejos en sus fachadas sin ningun criterio de armonia urbana, alguno me dirá que en Aiquile es lo mismo, pero allí fue un terromoto quién se llevo el patrimonio historico y no la voluntad de sus habitantes. 

Continuando el viaje, "la perla del valle" quedá atras y la ferrovía corta el valle transversalmente hacia el sur dirigiendose a la serranía, poco a poco el verde valle se va tornando en arbustos semisecos y el ferrobus comienza a ascender lentamente, la ferrovía se presenta serpenteante, seguramente en esta geografía el tren se veía forzado a ir muy lento y esa fue su ruina al no poder competir con los camiones y flotas.



Cuanto mas sube el carril mas seco se hace el paisaje pero no menos cautivante, se divisan eucaliptos dispersados y los maizales se van tornando en plantaciones de papa que adornan el campo con sus flores. Mas adelante la via bordea un profundo rio rocoso donde se aprecian cristalinas aguas y dan ganas de pedir al maquinista de hacer una pausa para irse a dar un baño, una señora escucha lo que comentamos con mi amigo y nos dice: "como pues joven, bien frio es"  mientras pijchea su coca, delante de ella dos jovenes escuchan musica de sus celulares con sus audifonos, delante de ellos unos adultos conversan en quechua, en el asiento frente a nosotros un niño quiere hacer pis, su madre lo soluciona con ayuda de un recipiente y luego lo vacia por la ventana, en el ferrobus todos viajan tranquilos y sin prisas.

Llegamos a la población de Sacabamba, a lado de las pequeñas casas de adobe se levanta un ostentoso coliseo deportivo, uno de los tanto que sembro por todo el pais el actual gobierno, a partir de este punto la ferrovia se va encontrando repetidas veces con la carretera a Vila Vila y se atraviesan altos puentes con vistas de vertigo, poco a poco el ferrobus se va metiendo entre altas montañas donde se aprecian en lo alto chorros de agua bañando las rocas y comenzamos a atraversar los primeros pequeños tuneles del recorrido. Poco a poco el tren se va metiendo en un hermoso y humedo cañadón, un verdadero paraiso cuyas vistas no tienen precio donde la ferrovia corre a lado de un rio que hace aún mas hermoso este pedazo de camino.

Recorriendo estos hermosos parajes el reloj nos dice que ya es la una de la tarde y los pasajeros tienen hambre, todo esta calculado y media hora despues hacemos una pausa para comer en Sivingani, pequeña poblacion asentada sobre un río. El menu ofrece: abasp'ejtu, pollo criollo con arroz y chuño, un plato de chicharron o choclito con queso. Los pasajeros disfrutan los manjares criollos y luego dejan los envases de plastico desparramados dejando constancia de nuestra maleducada cultura.



Con el estomago satisfecho, continuamos la ruta, poco a poco el paisaje se torna mas valluno y un poco mas seco y alcanzamos el municipio de Vila Vila con su estación en ruinas, baja la mitad de los pasajeros, pero suben otros tantos, sus destinos son Mizque y Aiquile. 


El viaje continua, ya estamos de bajada asi que el vehículo acelera un poco mas, van subiendo y bajando pasajeros hasta que arribamos a Chawarani, el cruce para ir a Minacientos, buena parte de los pasajeros y su carga se queda en el caserio, asi que la velocidad aumenta considerablemente, atravesamos varios tuneles, unos cortos, otros largos. Pronto nos encontramos con el rio de Tin Tin, uno de los afluentes del rio Mizque y ya divisamos el cerro "sombrerito", a sus pies esta el pueblo de Tin Tin, la ferrovía rodea el poblado y recuerdos de la infancia se reavivan mientras observo la torre de la Iglesia.

Ya medio vacio el carril supera el angosto valle de Tin Tin, trepa de nuevo y ofrece una linda vista desde el cerro, del rio y las plantaciones que lo bordean, de repente entramos al tunel mas largo del recorrido que nos escupe hacia el dulce Valle de Mizque, mas allá al otro lado del rio se encuentra la ciudad de los Quinientos Quitasoles (Mizque), población que debido a la geografia estuvo en parte relegada del proyecto del ferrocarril porque tenían que cruzar el rio para tomar el tren y en tiempos de lluvia era muy dificil pero el objetivo de los constructores era llegar a una ciudad mas importante, si señor(a) lector(a), a Aiquile.

Ya nos sentimos cerca de casa, ahora el ferrocarril nos lleva derecho a la comunidad de T'ajras donde cruzamos la nueva carretera asfaltada, parte de la "Y" de la Integración, ya asfaltada en ese trecho representa un gran anhelo de los pobladores del Conosur Cochabambino, el mismo anhelo con el que esperaron el ferrocaril hace mas de 50 años. Bordeamos el valle de T'ajras por la izquierda y cruzamos el ultimo tunel y ya nos dirigimos sin obstaculos hacia Aiquile y en el este se aprecia la nueva represa de San Pedro y llegamos a nuestra llajta, la via ferrea se incrusta en la la población paralela a la avenida Hans Greter, nombre del ingeniero aleman que dirigió la construcción del ferrocarril.

Una desolada estación acoge al "carril", muy atras en el pasado queda ese dia hace 50 años, cuando en este mismo lugar una gran multitud recibía con bombos, platillos y mistura al primer tren que llegó a Aiquile, ese tren llevaba a bordo al ex Presidente Barrientos. Dicen algunos que en su discurso de inuguración, talves intencionalmente o talves producto de un lapsus, el dictador tarateño dijo: "ahora construiremos el ferrocarril hasta Santa Cruz y avanzaremos 1 kilometro por año!!!" la multitud exaltada aplaudió sin darse cuenta del disparate...de todos modos la promesa nunca se cumplió...